miércoles, 27 de agosto de 2008

Polvo de estrellas...


Tomé del armario mis falsas alas negras,
las de lujo –claro-, las que uso cuando sueño
que podría saltar constelaciones cual si fueran
solo charcos infinitos en donde navegan
mil doscientos veinticuatro veleritos
construidos con las hojas del papel
en donde están escritos los poemas nunca dichos,


agité con fuerza aquellas falsas alas negras
para que escurriera el polvo de estrellas
y también formar con ello ráfagas de viento
para simular suspiros que movieran,
de los charcos infinitos, a buen puerto,
el destino de los veleritos de papel escritos
con la tinta roja enamorada,

miré desde muy alto aquel desfile de poemas
que sorteaban infinitas olas de esperanzas,
y por un momento confundí al infinito
con los charcos llenos de estrellitas que tocaban
buenos puertos que con sentimiento derramaron
cristalinas lagrima de amor enamorado
que se confundieron con estrellas
despistándome en mi alto vuelo,

y cerré las falsas alas negras y caí en picada
hasta la puerta de mi armario,
despistado como estaba deshoje la libreta de poemas,
me busqué una playa inmensa a la orilla
de un charco infinito, me senté en mi memoria
y construí muchísimos veleros que navegan por los sueños
con tu nombre dibujado en su casco con polvito de estrellas.


Due® 27 ago 08

lunes, 18 de agosto de 2008

El tiempo no nos ha cambiado...






ya jamás escribo en tu presente, y no lo niego,
en mis sueños siempre hay un momento para tus recuerdos, algunas ocasiones tan cercanos y a la mano como lamparita de buró, otras veces tan lejanos como aquella lluvia tenue que acaricia la retina húmeda de mi memoria,

mis letras ya no están en tu presente
porque viven recordando tu pasado
-lo pasado-,
las promesas de loterías instantáneas
–Más suerte para la próxima, siga intentando-
tus mentiras que sabían a verdades -¡no!-
sabían mas crueles que verdades francas,
de esas que derrumban antes de crear historias.

Para no perder las buenas costumbres ya nunca te escribo,
ni me siento a fumar junto a la venta en las noches estrelladas
después del sexo de artificio, ya no te fumo ni me interesa
ser el escribano de tu pasado que recuerdo
mas por lo pesado que se siente tu recuerdo,
que el dolor de tu partida,

no he dejado de escribir,
no podría dejar de hacerlo como haces tú con lo que amas,
tú y yo bien sabemos de principios,
seguiré escribiendo lo pasado,
sólo que mis letras no serán decentes a tus ojos,
ya lo ves, el tiempo no nos ha cambiado,
tú sigues con tu vida, yo sigo solo y escribiendo.


Due® 24jul08

martes, 12 de agosto de 2008

Amor de papel...





Te encuentro serpenteado
entre las letras,
acentuando los escritos,
en la pluma y el papel,
en el aire y en mi pésima caligrafía.

En las lágrimas puntuales,
en el negro de la tinta,
en lo blanco del papel,
y en el fondo, en el fondo del tintero.

En el humo del cigarro,
en el cigarro mismo,
en la brasa que me abraza
-la piel de nuevo-,
y el papel que boto junto a mis sentidos.

En las letras,
en las frases,
en los dramas y comedias,
en la prosa descarada,
y en el la mermelada del papel de la poesía.

En mi mente que me miente que tú existes,
en los sentidos que razonan y te aman,
en el aire que respiro,
en el papel de novelero,
y en las hojas de papel donde te invento.



Due® 7 feb 08

lunes, 11 de agosto de 2008

Pluma blancas...



Te vi una tarde mirando el horizonte,
no se si en tu mirar nacía tímida la noche,
o es que tus ojos despojaban de la luz al día,

te vi una noche escuchando a la noche,
y el silencio se hizo eterno en el murmullo
fino de aquel viento generado
por el cuento, la poesía,
y la rima de un suspiro enamorado,

te vi a mi lado una mañana,
en tu aroma se retrataba la claridad de la alborada,
en tus ojos se encontraba la luz de mi horizonte,
y en la piel de tu espalda, la poesía, el cuento,
y las pluma blancas de las alas de un ángel.


Due® 7 mayo 08

La lluvia de mi alma...


Me gusta saber que me sueñas
vagando entre tus sueños;
en secreto tus suspiros
al oído me lo han dicho,

en aquel sueño de madrugada
me has contado que te gusta saber
que en el entrelazo de nuestras manos
el tiempo sin prisa se acomoda,
mirándome a los ojos
en un guiño cómplice lo he reconocido,

en ese vagar en lo profundo de tus sueños
me has pedido repetidas veces que me quede.
Y el ruido de la lluvia de mi alma con cariño
te despierta y te recuerda que yo,
solo soy el vago de tus sueños.


Due®